El nombre del estudio jurídico
“Un buen nombre es lo más importante que uno puede tener”, decía la publicidad de un importante banco (que años después cambió de nombre).
Ese
mismo fenómeno se da en el mercado jurídico. Las firmas, por distintos motivos,
cambian su denominación varias veces a lo largo de su ciclo vital y eso no
impide que un buen nombre sea realmente importante.
Cambia
la estrategia de nominación en función de los perfiles de sus integrantes
(cuántos son conocidos en el mercado, o tienen cartera de clientes, o son
referencia, o tienen un track
record que marque una real diferencia), del contexto en el que
se mueva (metrópolis, ciudades chicas) y del área de práctica (familia,
empresarial, etc.).
La
tendencia, al final del recorrido, es que las firmas terminen siendo conocidas
por el primer apellido que aparece en el cartel o por las siglas que lo
representen.
No
menor, al momento de tomar la decisión habrá que chequear la disponibilidad del
dominio en Internet.
Eso,
para no tener que reinventar la marca una y otra vez.